El emprendimiento en España está atravesando un gran momento. Más allá de ser un sector integrado por más de 10 500 startups y 300 scaleups, el nivel de inversión está superando límites nunca antes vistos. En el último año se han batido récords al cerrar 2021 con una inversión de 4 900 millones de dólares (4 500 millones de euros), la cifra más alta de su historia. Esta evolución se muestra en que el valor del ecosistema de emprendimiento español se ha quintuplicado desde 2015, al pasar de los 10 000 millones de euros a los 46 000 millones de euros, tal y como señalan los datos del informe Spanish Tech Ecosystem realizado por Dealsroom en colaboración con Ascri, Endeavor Spain, ENISA, Kibo Ventures y el Alto Comisionado para España Nación Emprendedora.
Sin embargo, nos encontramos ante una dicotomía. Por un lado, un entorno favorable con liquidez en el mercado, talento y un ecosistema que madura a medida que surgen nuevos casos de éxito. Y por otro, la mayoría de las startups tienen un amplio recorrido que realizar a la hora de profesionalizar su comunicación y desconocen, en muchos casos, el impacto que puede tener en momentos clave para su negocio.
