Cómo anticiparse a los nuevos riesgos reputacionales vinculados a ESG

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Los rápidos avances en el proceso de vacunación de la COVID-19 están provocando una fuerte recuperación de las expectativas tanto de los inversores (a modo de ejemplo, el índice IBEX 35 se ha recuperado un 13 % en los últimos seis meses) como de los consumidores, así como un clima de confianza en torno a una rápida recuperación económica.

El Índice de Confianza del Consumidor en el mes de mayo crecía 11,2 puntos sobre el mes anterior y se sitúa ya por encima de los resultados obtenidos desde julio del 2019. Mejora también la valoración de la situación actual que llega a 62,4 puntos, lo que supone 14 puntos más que en abril.

El incremento generalizado de la confianza en todos los sectores es una buena noticia para la economía. Pero este boom de las expectativas, tras 18 meses de depresión a causa de la pandemia, tiene un efecto perverso en el incremento proporcional de los riesgos reputacionales de las compañías. La lógica es sencilla: a un fuerte incremento de la confianza, como el que experimentamos en el momento actual, le sigue un fuerte incremento de los riesgos reputacionales si no se logra satisfacer las expectativas generadas en la opinión pública. A mayores expectativas, mayor probabilidad de defraudar dichas expectativas conforme avancen los próximos meses.  

Sin duda, el mercado necesita que “todo vaya bien”, y existe un ejercicio colectivo de “querer creer” que la recuperación económica será rápida. La comunicación y los mensajes a la opinión pública están siendo muy consistentes desde todos los ámbitos. Pero las expectativas podrían ser excesivas. Como decía recientemente la presidenta de Banco Santander, Ana Botín, “nos vamos a salir del mapa” en 2021 con un crecimiento previsto de entre el 8 % y el 9 %. La cuestión será ver «qué pasa el año que viene», advierte Botín. 

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Autores

Juan Cardona
Jorge Tolsá