Sistemas de salud sostenibles ¿Pueden las empresas farmacéuticas ser un aliado de los gobiernos?

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Momento clave para Sistemas de Salud y oportunidades para empresas farmacéuticas

 

 

 

El derecho a la salud es un valor en un mundo ideal y en muchos de los casos se materializa en el acceso a una atención médica de calidad que proteja la vida de las personas, desde la prevención, diagnóstico, tratamiento y el acompañamiento médico necesario para garantizar el bienestar de la población.

La gestión de la salud vista como la piedra angular de la vida se convierte en un reto de los Estados y de los diferentes actores que convergen en la búsqueda de construir modelos sostenibles que le apunten a la optimización de recursos en la lógica de la costo- eficiencia pero que logran resultados en salud capaces de proteger la vida de la mayoría de las personas posibles generando mayor cobertura.

No obstante, el escenario internacional actual se ha convertido en un desafío para los sistemas salud en vías de la sostenibilidad. Cada vez hay más inequidad y desigualdad social y es más difícil para los gobiernos enfrentar nuevas presiones generadas por problemas actuales y emergentes de salud como la actual pandemia, el aumento de la carga de las enfermedades no transmisibles y el cambio demográfico. Cada vez hay más adultos mayores que requieren de atención integral y medicamentos, entre otros factores.

De acuerdo con la OMS, un sistema de salud es el conjunto de organizaciones, instituciones y recursos públicos y privados destinados a mejorar, mantener o restaurar la salud. La OMS ha destacado la importancia que tiene la salud para el desarrollo internacional y ha urgido a los gobiernos a adoptar medidas para garantizar a todos el acceso a servicios de salud de calidad.

“El escenario internacional actual se ha convertido en un desafío para los sistemas salud en vías de la sostenibilidad”

Un sistema de salud sostenible es la base para el desarrollo económico y social. Pero ¿cómo se puede lograr sostenibilidad ante tanta necesidad de atención y la falta de recursos?, ¿hacia dónde se tienen que orientar los esfuerzos?, ¿pueden las empresas farmacéuticas ser un aliado estratégico de los gobiernos?, ¿cuál es el lugar y rol de las farmacéuticas en este ecosistema?, ¿cómo se puede garantizar el acceso a los dispositivos médicos y medicamentos que mejoren, prologuen y salven vidas?

En este artículo revisamos las necesidades para la sostenibilidad de un sistema de salud y cómo las empresas farmacéuticas se vuelven parte indispensable de la ecuación para resolver problemas de salud y contribuir para que un sistema de salud pueda ser sostenible.

 

La sostenibilidad de un Sistema de Salud

 

El brote de COVID-19 ha impulsado la necesidad urgente de lograr un reenfoque en los sistemas de salud hacia una mejor distribución de los recursos humanos, una mayor inversión pública que integre mecanismos que aseguren la eficiencia y una revisión de los esquemas regulatorios que permitan la evaluación y adopción de esquemas. Esquemas en donde los individuos, las organizaciones de la sociedad civil y las empresas puedan contribuir, a través de alianzas público privadas, a enfrentar problemas específicos de salud y que también de una manera colaborativa se diseñen políticas públicas que consideren todos los puntos de vista.

Por las amenazas recientes a la salud pública necesitamos -hoy mucho más que antes- de un sistema de salud que garantice acceso, universalidad, equidad y sobre todo sostenibilidad. Es decir, que sea financieramente sostenible a mediano y largo plazo. Aunque la sostenibilidad no debe ser evaluada sólo por el aspecto financiero, sino también por el aspecto social y medioambiental, como se estipula en la resolución de la OMS, el tema económico se ha convertido en el principal motivo de preocupación y de análisis de costos por parte de los pagadores en la mayoría de los sistemas de salud.   

“El brote de COVID-19 ha impulsado la necesidad urgente de lograr un reenfoque en los sistemas de salud hacia una mejor distribución de los recursos humanos”

Dicen que “más vale prevenir”

 

Lo hemos escuchado repetidamente para fomentar hábitos saludables: es mejor prevenir alguna enfermedad que después curarla. Esto no sólo se aplica para los pacientes sino también para los sistemas de salud. Imaginemos ¿cuánto recurso financiero y humano se ahorraría si los programas de salud enfocaran sus baterías en educar para la salud y prevenir enfermedades, antes de que los pacientes lleguen a requerir cuidados hospitalarios y terapias avanzadas?

El Dr. Julio Frenk, de la Universidad de Miami, se refirió al tema en un ensayo publicado por el Instituto de Salud Pública de México, como la necesidad de encontrar el equilibrio entre la promoción de la salud y la atención a la enfermedad, enfatizando que los buenos sistemas de salud implementan programas y políticas para mantener sana a su población, y en caso de enfermedad o lesión, garantizar el acceso a servicios de salud de calidad. Sin embargo, en la mayoría de los sistemas la atención de la enfermedad se ha priorizado por encima de la construcción de ambientes sanos y la promoción de comportamientos saludables. El ensayo hace un análisis histórico de cómo se mudó de la preocupación por la higiene personal y la salud pública hacia el interés por la enfermedad y su atención y cómo “la actual transición epidemiológica ha incrementado la preocupación por el dominio de las posturas curativas de las condiciones de salud y sus consecuencias financieras”.

Resulta alarmante cuando vemos las cifras ya que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades no transmisibles son responsables del 60 % de las muertes en todo el mundo y la mayor parte se concentra en países en vías de desarrollo. El tratamiento de estas enfermedades es considerablemente más costoso que el tratamiento de otras más comunes como la diabetes. De acuerdo con la Federación Internacional de Diabetes, el impacto económico de la epidemia de diabetes en 2010 alcanzó la cifra de 376 000 millones de dólares. Si se sigue favoreciendo la atención curativa en el combate a estas enfermedades, los sistemas de salud se volverán financieramente insostenibles. Por lo tanto, se requiere un equilibrio entre la atención de la salud y la atención de la enfermedad ya que, de acuerdo a este análisis, el principal reto de los sistemas de salud en este siglo es evitar reduccionismos que dividen y abrazar la riqueza de diferentes perspectivas a través de acciones integradoras, y es aquí donde las alianzas público-privadas cobran especial importancia.

“El impacto económico de la epidemia de diabetes en 2010 alcanzó la cifra de 376 000 millones de dólares. Si se sigue favoreciendo la atención curativa en el combate a estas enfermedades, los sistemas de salud se volverán financieramente insostenibles”

 

La tecnología y digitalización

 

La OMS ha diseñado una estrategia mundial sobre salud digital que busca acelerar la adopción de soluciones digitales para alcanzar metas de salud incluidas en los objetivos de desarrollo sostenible. Las nuevas tecnologías y la digitalización apoyan el acceso equitativo y universal a servicios sanitarios de calidad y mejoran la sostenibilidad de los sistemas de salud al ampliar la promoción de la salud, el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades.

La digitalización incluye, entre otras cosas, información del paciente, de su estado de salud, servicios y recursos compartidos electrónicamente; y las tecnologías incluyen la telemedicina, los dispositivos y teléfonos móviles, la inteligencia artificial, la robótica y la genómica. Por ejemplo, la genómica ha permitido conocer el genoma humano y lograr un mejor diagnóstico de los pacientes; los dispositivos digitales ya están ayudando a controlar el ritmo cardiaco y monitorear la glucosa en la sangre y los dispositivos de monitoreo remoto pueden ayudar a administrar mejor la salud y reducir la carga sobre los sistemas de salud. Los expertos de la OMS consideran que las nuevas tecnologías ofrecen un enfoque de prevención y no sólo de tratamiento.    

La visión de la OMS reconoce la importancia de la innovación y colaboración entre los sectores y contempla nuevos modelos de negocio en la prestación de servicios.

 

Ejemplos de colaboración

 

  1. Primer ejemplo: la posibilidad de erradicar la Hepatitis C

Existen ya avances en temas de alianzas para enfrentar algunos problemas de salud como las campañas para ampliar el diagnóstico de la hepatitis C desarrolladas en algunos países entre la industria, la comunidad médica y los gobiernos. Los avances en los tratamientos han logrado que esta enfermedad se cure hasta en un 98% de los casos con medicamentos que se administran en pocas semanas. De acuerdo con la OMS, 71 millones de personas viven en el mundo con esta enfermedad y la gran mayoría de quienes la tienen lo ignora, por lo que ha sido determinante implementar campañas de diagnóstico para motivar a los pacientes a hacerse las pruebas y recibir tratamiento. Gracias a estas alianzas ha sido posible que menos pacientes requieran atención médica especializada en los sistemas de salud reduciendo la carga de la atención y es posible que en el futuro esta enfermedad pueda ser erradicada.

 

  1. Segundo ejemplo: COVID-19 y el valor de las alianzas público-privadas

Uno de los desafíos de los últimos tiempos es la preparación para enfrentar pandemias. COVID-19 ha demostrado el enorme impacto en salud pública de las colaboraciones y uno de los mejores ejemplos es la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI por sus siglas en inglés). Es una coalición multi-actor, con sede en Oslo, Noruega, lanzada en 2017 y que se ha especializado en responder a epidemias como la que estamos enfrentando. CEPI está integrada por gobiernos, organismos internacionales, fundaciones, organizaciones de la sociedad civil y empresas del sector privado, además de la Organización Mundial de la Salud. Históricamente, desarrollar una vacuna ha sido un camino largo, riesgoso y costoso, pero CEPI ha permitido que los interlocutores del sector salud, autoridades, empresas y gobiernos de todo el mundo colaboren para el desarrollo de una vacuna contra la COVID-19. 

 

En la primera línea de la lucha contra COVD-19, la asociación entre los sectores público y privado ha sido evidente y en diferentes países del mundo se han establecido alianzas entre sectores para atender necesidades. En Brasil, por ejemplo, un país continental con peculiaridades regionales, de las más de 430 mil camas hospitalarias existentes, el 62% están en instituciones privadas. De estos, el 52% ya están disponibles para el sector público. Con la llegada de la pandemia, esta asociación entre los sectores público y privado se intensificó. La red privada se dedicó a la construcción y operación de hospitales de campaña y actuó con fuerza en la creación de procedimientos para el manejo de la enfermedad, lo que contribuyó fuertemente a la contención de la enfermedad, que aún persiste en el país.

 

Oportunidad para las empresas farmacéuticas: 6 puntos clave

 

  1. Una nueva narrativa: Innovación y Colaboración

Ahora no sólo basta con investigar y desarrollar nuevas terapias. Es necesario un enfoque de colaboración y acciones que lleven la innovación a quien más lo necesita. Este contexto representa una oportunidad única para construir una narrativa que modifique la percepción negativa y recupere el valor que tiene la industria farmacéutica como actor fundamental y socio estratégico para mejorar los sistemas de salud, y a través de colaboraciones lograr la sostenibilidad.  

  1. Comunicación transparente hacia la solución de problemas sanitarios

Es necesario contar con planes de comunicación estratégicos y posicionamientos transparentes que permitan una mejor comprensión de la contribución y el impacto que pueden tener las empresas en la potencial solución de los problemas sanitarios.

  1. Plan de relacionamiento y alianzas

Es indispensable contar con un plan de relacionamiento nuevo que entienda el contexto político y social y el ecosistema del sector salud para actuar de manera proactiva e

identificar los puntos de interés y necesidades de los gobiernos y los sistemas de salud. La colaboración conjunta para anticipar riesgos y problemas de salud a largo plazo son algunos de los beneficios de la proactividad al establecer alianzas con gobiernos y organizaciones de salud.

  1. Transformación digital

Algunas empresas han avanzado significativamente en la digitalización y sin duda los sistemas de salud que se apoyan en tecnologías digitales pueden reducir las desigualdades. Un ejemplo es la telemedicina que puede garantizar acceso a servicios de salud a personas que no pueden trasladarse a hospitales, ya sea porque viven en poblaciones aisladas o por otros motivos. Los profesionales de la salud deben digitalizarse e incluso se pueden capacitar e interactuar con los pacientes para mejorar la relación médico-paciente y generar una toma de decisión compartida. Las empresas pueden proponer herramientas digitales y tecnología que hagan sistemas de salud más preventivos que curativos.  

  1. Activismo corporativo y alianzas

Pasó el tiempo en que los CEOs de las empresas pasaban desapercibidos. Estamos viendo un alto activismo corporativo y cómo este genera confianza y credibilidad. Es necesario impulsarlo estratégicamente para que contribuya en la generación de un ambiente más sano de relacionamiento que permita el establecimiento de alianzas.

  1. Propuestas integrales para tomadores de decisión

Los tomadores de decisión deben disponer, además de modelos innovadores de acceso a medicamentos, de propuestas integrales que incluyan: acciones de concienciación y prevención, herramientas para un mejor diagnóstico y programas de adherencia a tratamientos. Esto generará un mejor entendimiento de la oferta de valor que tienen las empresas para solucionar problemas de salud.

En resumen

Nunca como hoy la salud había estado en revisión, discusión y atención por tantas personas, desde grandes centros de investigación, gobiernos, organismos multilaterales, comunidad médica, empresas farmacéuticas, periodistas y la sociedad en general. Nunca en la historia se había dado tanta atención y presupuesto a un tema de salud, ni valorado el impacto que tiene la salud para el desarrollo económico y social. Por esto, es el momento de revisar y planear el sistema de salud que se necesita para enfrentar las enfermedades crónicas, el envejecimiento y una gran demanda de gasto farmacéutico; de revisar cómo a través de las alianzas público-privadas se pueden enfrentar retos; y -sobre todo- de transitar de un sistema curativo a un sistema preventivo.

Seguramente las pandemias nunca podrán erradicarse, pero siempre existirán herramientas que las puedan controlar o prevenir. Es el momento para invertir en salud, investigación, desarrollo y tecnología y que las empresas farmacéuticas revisen su estrategia de comunicación y relacionamiento. Quedó atrás el interés por el número de notas en medios de comunicación. Ahora se requiere una estrategia que permita que reguladores, pacientes, tomadores de decisiones, comunidad médica, la opinión pública y todas las audiencias relevantes valoren atributos como el compromiso, el valor de la innovación y la contribución social de la innovación farmacológica y de dispositivos médicos para enfrentar problemas actuales y emergentes de salud. Tienen que ser considerados por los gobiernos no sólo como proveedores, sino como socios estratégicos en el diseño de políticas públicas para el fortalecimiento y sostenibilidad de los sistemas de salud.

Autores

Javier Marín
Georgina Rosell