Vacunas y antivacunas, el reto de una comunicación transparente

  • Temáticas
    América latina
  • Países
    Global
    México
    Panamá
    República Dominicana
    Perú
    Colombia
    Ecuador
    Argentina
    Chile

LA CIENCIA FRENTE AL ESCEPTICISMO, EL MIEDO Y LA ESPECULACIÓN FINANCIERA

 

En la historia de la salud pública, el agua potable y las vacunas son reconocidas por la gran aportación a la humanidad para la prevención de enfermedades. La vacunación, sin duda alguna, reduce de manera considerable la morbilidad, las discapacidades, la mortalidad y las inequidades en todo el mundo, reduciendo la pobreza y cerrando brechas de desigualdad social.

Sin embargo, algunos escépticos, sin fundamentos científicos, se han sumado a un movimiento antivacunas. Miguel Bosé, el popular cantante español, llamó la atención al publicar un hilo de cinco tuits contra las vacunas que buscan frenar la COVID-19, la instalación de antenas 5G de telefonía celular, a Bill Gates, y a la cooperación del gobierno de España con la Alianza de Vacunas (GAVI por sus siglas en inglés). Según Bosé, que con este tuit viral se presentó ante el mundo como un activista anti vacunación, todos estos conceptos tienen algo en común: forman parte de un plan supremacista “para obtener todo tipo de información de la población mundial con el fin de controlarla”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado a los movimientos antivacunas como una amenaza al progreso logrado hasta ahora en la lucha contra las enfermedades prevenibles.

A pesar de la evidencia científica que comprueba la eficacia y necesidad de las vacunas, el movimiento antivacunas ha ganado gran atención promoviendo teorías sin fundamento, pero creíbles para algunos. Para estos seguidores y otros, el miedo a las enfermedades mortales ha sido reemplazado por el de los efectos secundarios de las vacunas o el temor alimentado por las teorías conspirativas detrás de la vacunación. Incluso, en un comunicado reciente, la OMS y UNICEF (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia) advirtieron sobre un descenso alarmante en el uso de vacunas y el impacto negativo en la salud pública.

Paradójicamente, la necesidad de una vacuna para enfrentar la pandemia de COVID-19 vuelve a poner en el centro de la atención el valor de las vacunas. Instituciones, gobiernos y empresas apuestan por el desarrollo de una vacuna no sólo para contener la enfermedad, sino para aliviar el problema económico mundial que está generando la pandemia.

La especulación financiera alrededor de los avances en la investigación de las vacunas para la COVID-19 también ha sorprendido a muchos y ha llevado a las empresas farmacéuticas a una impresionante capitalización. De acuerdo con cifras de expertos financieros, cinco de las empresas que cuentan con candidatos a vacunas han incrementado 50 mil millones de dólares su capitalización de mercado.

Ante esto, surge una serie de interrogantes:

  • ¿Se requiere un nuevo enfoque en comunicación para reforzar el beneficio social y económico de las vacunas?
  • ¿Será que el movimiento que busca erosionar a las instituciones públicas lo está logrando?
  • ¿Cómo llega una persona con completo acceso a la información a creer que las vacunas forman parte del plan de una élite que busca controlar al mundo?
  • ¿Qué pueden hacer las empresas y organizaciones para incentivar la vacunación?
  • ¿Qué retos de comunicación y opinión pública enfrentan las autoridades de salud?

 

ENTRE EL BENEFICIO SOCIAL Y EL IMPACTO ECONÓMICO

De acuerdo con la OMS, la Alianza Global para las vacunas (GAVI) y la Federación Internacional de Empresas Farmacéuticas (IFPMA), las vacunas son la manera más costo-efectiva de salvar vidas, promover la buena salud y el bienestar al prevenir enfermedades, muertes e incapacidades.

Desde la casi erradicación de enfermedades como la poliomielitis, hasta la exitosa distribución y aplicación masiva de la vacuna pentavalente que protege a los niños de cinco enfermedades, la vacunación ha creado una generación de niños con más probabilidades de sobrevivir que generaciones anteriores. Hoy la vacunación evita entre dos y tres millones de muertes al año, y desde 1990 se ha logrado reducir un 52 % la mortalidad en menores de 5 años. De acuerdo con la Alianza Global para la Vacunación (GAVI), se han generado más de 150 billones de dólares en beneficios económicos entre el año 2000 y el 2017. Y el estudio de la OMS que midió el impacto económico de la vacunación de 10 enfermedades en 73 países, entre 2001 y 2020, concluyó que inmunizar a la población evitaría más de 20 millones de muertes y ahorraría 350 mil millones de USD en costos por el tratamiento de las enfermedades.

En el caso de las Américas, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) reporta que seis enfermedades prevenibles han sido eliminadas gracias a la vacunación, lo que demuestra la efectividad de las vacunas y su aporte social.

Un gran número de organizaciones científicas y de salud han confirmado el valor de las vacunas. El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, (CDC, por sus siglas en inglés), recomienda las vacunas como esenciales para una protección segura y comprobada de enfermedades, y asegura que los efectos secundarios graves después de la vacunación son extremadamente raros.

 

“Hoy la vacunación evita entre dos y tres millones de muertes al año, y desde 1990 se ha logrado reducir un 52 % la mortalidad en menores de 5 años”

UN GRITO DE ALARMA: DESCENSO EN EL USO DE VACUNAS

UNICEF y la OMS advirtieron sobre una reducción alarmante en el número de niños en el mundo que están recibiendo vacunas esenciales. De acuerdo con estas organizaciones, la interrupción en el suministro de vacunas amenaza con revertir el progreso alcanzado en salud pública durante décadas e impulsa futuros brotes de enfermedades. Muchas personas rechazan las vacunas por motivos ideológicos, por falta de confianza en los sistemas de salud y en el personal médico, inclusive se oponen a la introducción de sustancias al organismo de una persona sana. Para algunos expertos médicos, los problemas de cobertura responden más a motivos de exclusión social y pobreza que a razones ideológicas o por movimientos como “los antivacunas”, ya que, de acuerdo con datos de la OMS, de la FDA y de la Agencia Europea del Medicamento, no hay evidencia de que las vacunas generen enfermedades autoinmunes o riesgo de muerte.

 

COVID-19 HA CONVERTIDO LA VACUNACIÓN EN UN DESAFÍO

A pesar de todos los beneficios que ha demostrado la vacunación para la salud pública, las cosas no van bien para los fabricantes, las organizaciones y mucho menos para los beneficiarios de las vacunas. Según una encuesta realizada por UNICEF, OMS y GAVI, las tres cuartas partes de los 82 países que respondieron, confirmaron que los programas de vacunación se habían interrumpido por problemas ocasionados por la COVID-19, ya que la población no puede acceder a los servicios, hay resistencia a salir de casa, interrupciones en el transporte, dificultades económicas y restricciones de movimiento. El temor al contagio del SarsCov2 es una de las causas principales por las que ha disminuido la visita a los centros de vacunación. Sin embargo, la cobertura de inmunización se estancó antes de la aparición de la COVID-19 en un 85 % para las vacunas DTP y contra el sarampión.

Datos preliminares correspondientes a los primeros cuatro meses del 2020 señalan una disminución sustancial en el número de niños que completan las tres dosis de la vacuna contra la difteria, tosferina y tétanos. Esta sería la primera vez en 28 años que el mundo atestiguara una reducción de esta magnitud.

INFLUENCIA DEL MOVIMIENTO ANTIVACUNAS

Decir no a la vacuna, no a las antenas 5G, no a Bill Gates y autodenominarse resistencia de algunos representantes de este movimiento parecen haber sido extraídas de una película distópica: miles de personas alrededor del mundo, incluyendo colectivos sanitarios, religiosos, políticos y hasta científicos, afirman que las vacunas y la vacunación suponen un mayor perjuicio para la humanidad que el beneficio que puedan aportar. El movimiento antivacunas crece principalmente en Internet; y entre los activistas que ha tenido en algún momento este movimiento, se encuentran personalidades altamente influyentes como Donald Trump, Jim Carrey y Luc Montagnier, ganador del premio Nobel de Medicina en 2008, entre otros.

La realidad es que estamos viviendo en un momento clave para este tipo de movimientos en el que con tanta y tan rápida información y desinformación es fácil confundirse.

“El movimiento antivacunas crece principalmente en Internet; y entre los activistas que ha tenido en algún momento este movimiento, se encuentran personalidades altamente influyentes como Donald Trump, Jim Carrey y Luc Montagnier”

¿En qué momento el movimiento antivacunas pasó a tener tanta influencia comunicacional como la actual?

Desde que en el siglo XVIII, Edward Jenner acuñó el término “vaccination” y propuso inocular a una persona con un virus para protegerlo de otro, siempre han existido personas que han buscado desacreditar el proceso de vacunación. Así que el origen de los antivacunas se remonta al mismo de las vacunas. No son un grupo novedoso dentro de la vida en sociedad, ya que nuestra forma de pensar, basada en la dualidad, produce esto: si existe un elemento A, probablemente existe un elemento anti-A. Si a esto unimos el éxito de las Fake News o el fenómeno de la Posverdad tenemos el cultivo perfecto para la generación de dudas.

 

LOS ANTIVACUNAS COMO ANTISISTEMA

Desde su nacimiento y hasta algunos años atrás, el movimiento antivacunas ha sido una fuerza consistente. Ya sea por motivos religiosos, políticos, familiares, filosóficos o de otra índole.  El debate sobre la vacunación ha estado presente más allá de los casos de éxito o fracasos. Ser antivacuna se ha convertido en un tema de identidad. Más específicamente, una identidad antisistema.

Al revisar materiales o teorías de las principales campañas antivacunas, surgen patrones conectores: teorías contra la tecnología 5G, conspiración de las grandes farmacéuticas, dominación de figuras reconocidas como Bill Gates o George Soros, entre otros. El común denominador de todas estas líneas narrativas es que es “el sistema” trata de controlar o manipular a la gente común. Así se crea un carrusel de creencias que, al entrar en una, te lleva a creer en las otras. Por ejemplo, si una persona comienza a buscar en Google teorías sobre 5G, comenzará a encontrar argumentos en contra de las vacunas y viceversa. Ese decir, ser antivacuna se parece cada día más a ser antisistema.

SIN EMBARGO, EL MUNDO ESTÁ A LA ESPERA DE UNA VACUNA: AVANCES

Ahora que enfrentamos una pandemia sin precedentes, la atención del mundo está en la búsqueda de una vacuna para controlar la propagación del virus y el acceso equitativo a ella. En cuestión de meses, algunas farmacéuticas desarrollaron planes de investigación para encontrar soluciones utilizando nuevas tecnologías y tomando ventaja de las alianzas público-privadas. Laboratorios, investigadores y universidades se han movilizado para descubrir potenciales candidatos a vacunas que ya están en ensayos clínicos

Datos preliminares de tres potenciales vacunas fueron presentados como positivos a finales del mes de julio. Dos estudios, uno de AstraZeneca y la Universidad de Oxford y otro de la empresa CanSino de origen chino, fueron publicados por la revista The Lancet, ambos muestran respuesta inmune en la mayoría de los recipientes de

la vacuna experimental. También la empresa alemana BioNTech y Pfizer informaron que su candidato a vacuna neutralizó los anticuerpos del virus después de dos dosis. La empresa Moderna de EUA también informó de resultados preliminares e inició una fase final de vacuna para probar efectividad vs. COVID-19. La vacuna de esta farmacéutica es la primera que alcanza estos niveles fuera de China; ya iniciaron las pruebas con 30 000 voluntarios.

Muchos expertos y farmacéuticas con gran tradición en el negocio de las vacunas han manifestado que es muy pronto para sacar conclusiones con los datos que se tienen actualmente, y que la fase en la que están las vacunas experimentales que llevan la delantera es crítica para demostrar seguridad y eficacia en un gran tamaño de la población. Algunos predicen que no será hasta 2021 cuando posiblemente haya acceso a una vacuna. A pesar de esto, el precio de las acciones de AstraZeneca subió un 10 %, pero cayó para cerrar con sólo 1.45 % arriba del precio inicial.

Situaciones similares han sucedido con las otras empresas. Hay demasiada información en torno a resultados preliminares y mucha especulación sobre la posibilidad de tener una vacuna este año, así como por el precio que tendrá la vacuna y quienes tendrán acceso.

“Un tercio de los norteamericanos encuestados no usarían la vacuna contra el SarsCov2, incluso si estuviera ampliamente disponible”

Desarrollar la vacuna es un reto, pero convencer a la población de usarla es otro.

Una encuesta publicada por CNN en los EUA indicó que un tercio de los norteamericanos encuestados no usarían la vacuna contra el SarsCov2, incluso si estuviera ampliamente disponible. Los resultados también arrojaron que algunas personas son escépticas a todo tipo de vacunas, quizá porque el movimiento antivacunas ha tenido éxito, mientras que otros desconfían de la seguridad porque se está desarrollando en un tiempo récord y otros más consideran que la política ha contaminado el desarrollo de la vacuna y se resisten a usarla. Todo esto quizá se deba a la falta de confianza ante el cúmulo de información y desinformación que circula.

Es necesario un nuevo enfoque en la comunicación, las autoridades de salud tienen que recuperar el liderazgo.

Más allá de la presentación de resultados clínicos preliminares o el aumento en valor de mercado de las empresas que investigan y manufacturan vacunas, es necesario convencer de nuevo a la sociedad de la utilidad de las vacunas. Las empresas deben aprovechar este momento histórico para replantear la comunicación, pues lo que antes era responsabilidad de los gobiernos para organizar las jornadas de vacunación y convencer a la gente para que acudiera a los módulos de vacunación, hoy se requiere un enfoque basado en la confianza que genera la transparencia y el valor de la ciencia.

Este artículo se ha realizado con la colaboración de Fernando Arreaza, Consultor Senior en LLYC Miami y Julieta Rodríguez, Consultora Senior en LLYC Colombia.

Autores

Javier Marín

Material descargable