El sexto lenguaje: un nuevo código para los nativos digitales

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Los nativos digitales, de acuerdo con una encuesta mundial de Cisco, son personas que valoran el acceso a Internet tanto como el aire que respiran, la casa en la que viven y la comida que comen (56 % de respuestas positivas), y no podrían vivir sin él (60 % de respuestas positivas). Sus vidas están organizadas en simultáneo entre las conexiones a la red, sus pantallas táctiles, sus conexiones inalámbricas y los objetos y personas físicas que los rodean. No son ni mejores ni peores, sino diferentes, pero muy diferentes. Neurológicamente diferentes y, pronto, antropológicamente diferentes.

Desde 1995 hasta hoy el mundo cambió y también cambiaron nuestros educandos. Se produjo por convergencia de acontecimientos que fueron ocurriendo y gestándose de forma aislada entre las décadas de los 60’ y 70’, y que convergieron a partir de los 90’.

Internet había sido creada unos años antes de 1995 y el 85 % de los usuarios provenían de Estados Unidos. Unos años después, los estudiantes doctorales de la Universidad de Stanford, crearon la empresa Google Inc., con la misión de “organizar la información mundial para que resulte universalmente accesible y útil”. El nacimiento de estas plataformas de negocios que corren por Internet ocurrió en un clima de euforia bursátil, que se detuvo abruptamente a partir del marzo del 2000, con la explosión de la “burbuja puntocom”.

Pasado el epicentro del derrumbe del valor bursátil de las nuevas compañías de base tecnológica, en 2001 Jimmy Wales y Larry Sanger dieron vida a otro proyecto, la enciclopedia Wikipedia, con la misión de “empoderar y hacer que participen personas alrededor del mundo para recopilar y desarrollar contenido educativo bajo una licencia gratuita o de dominio público, y a difundirla eficazmente en todo el mundo”.

«Desde 1995 hasta hoy el mundo cambió y también cambiaron nuestros educandos»

En 2004 nació Facebook y YouTube lo hizo al año siguiente, dos iniciativas bien enraizadas en la idea de una sociedad que ya comenzaba a enlazarse, compartir, etiquetar y producir contenido en línea. Entre Wikipedia y estas redes, nos enteramos luego, la cantidad de teléfonos celulares en el mundo superó al stock de líneas fijas, alcanzando los 1 100 millones de unidades.

Mientras la ola seguía creciendo, y el vértigo se aceleraba, la revista Time decidió honrar en su edición especial de la persona del año del 2006 a los internautas. En su portada se leía “You” (vos) en la pantalla de una computadora y, debajo, una leyenda indicaba: “Sí, vos. Vos controlas la era de la información. Bienvenido a tu mundo”. Durante ese mismo año nacieron el pajarito de la plataforma de microblogging Twitter y el servicio de streaming de música Spotify, mientras Julian Assange daba vida a WikiLeaks.

Y, como si fuera poco, en junio de 2007 la empresa Apple lanzó al mercado el iPhone, primer teléfono verdaderamente inteligente y precursor de una amplia categoría de dispositivos, incluidas todas las tabletas con pantalla táctil. Solo unos meses más tarde, Amazon lanzó al mercado su primera generación de lectores de libros electrónicos Kindle. En 2008 nació la empresa Airbnb, poniendo en jaque a la industria de hoteles, y en 2009 Uber hizo lo propio con la industria del transporte terrestre de pasajeros. También en esos años apareció el sistema operativo Android , y se presentó el protocolo bitcoin.

Al momento de escribir estas líneas, entonces, tenemos a unos 4 500 millones de internautas que acceden diariamente a internet , Wikipedia está alcanzando los 40 millones de artículos en más de 290 idiomas diferentes, Facebook posee un valor bursátil superior a los quinientos mil millones de dólares, YouTube recibe más de quinientas horas de vídeos nuevos cada minuto y Google tiene autos autocomandados y confiesa que su área de Google Brain cruza transversalmente todos los proyectos importantes de la compañía.

Piense que Microsoft (1975), Apple (1978), Amazon (1994), Google (1998) y Facebook (2004) son las empresas más grandes del mundo en valor de capitalización bursátil. Las cinco han sido actores protagónicos de este nuevo mundo emergente y todas miran al conjunto de actores, instituciones y prácticas educativas como un área a reinventar.

«Los jóvenes y adolescentes nativos digitales irán sofisticando aún más su destreza para utilizar con éxito códigos culturales y lenguajes»

La escuela, al igual que la universidad, posee manifestaciones claras y cotidianas de esa tensión, que va más allá de las taquilleras (y condenables, por supuesto) situaciones de violencia física, verbal o psicológica que viven con intensidad las 48  horas de cobertura que dan los medios y que incluyen el egoísmo, el desinterés, la ausencia de amor y solidaridad, el desapego a normas esenciales de convivencia y conducta  y, por sobre todas las cosas, la falta de respeto hacia la autoridad.

Un territorio particularmente incierto y erróneamente abordado por los adultos es el referente al lenguaje. El lenguaje habilita la conceptualización, la abstracción y la reflexión. A través de él, la especie humana aumenta sus posibilidades de dominar al medio que lo rodea y de beneficiarse de él. El ser humano posee un sistema de comunicación generativo, con infinidad de formas de combinación, lo que le permite componer, descomponer y reorganizar los significados y formatos a su antojo. El lenguaje nos pone en diálogo con el entorno de problemas, conflictos, convenciones, herencias, desafíos y oportunidades.

Según Logan, físico del MIT y discípulo del maestro Marshall McLuhan, la evolución del lenguaje se presenta como una cadena secuencial continua, con el lenguaje oral apareciendo como primera forma de comunicación e información, el escrito y el matemático luego, seguido por el científico y luego el gran salto en el tiempo hacia el lenguaje computacional, llegando finalmente al lenguaje de Internet. Las consideraciones del autor lo llevaron a postular con firmeza que la educación debería estar básicamente preocupada por y ocupada en desarrollar las competencias necesarias para el uso de todas las formas de lenguaje disponibles en cada momento. O sea que, según Logan, la aparición en los últimos 70 años de dos nuevas formas de lenguaje debería ser absorbida por e integrada en el sistema de educación.

Por su parte, la autora Edith Litwin, nos invita a pensar en el lenguaje del chat como una descomposición de los géneros literario, narrativo y conversacional. Sostiene que el chat, ese sexto lenguaje de Logan, es el más fragmentado y conversacional de todos los lenguajes escritos.

Los jóvenes y adolescentes nativos digitales irán sofisticando aún más su destreza para utilizar con éxito, no tanto herramientas, plataformas y tecnologías, sino códigos culturales y lenguajes. En la medida en que el sistema educativo no tome debida cuenta de ello, no tendrá más remedio que hacer el cuerpo a un costado para dar lugar a otros formatos institucionales más adaptados a las necesidades, prácticas y realidades de este momento.

Autores

Mariano Vila
Juan María Segura

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