Ecuador frente al reto de la apertura democrática

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Tras la crisis financiera de finales del siglo XX, en el año 2000 la economía ecuatoriana se dolarizó y, tras la crisis de los partidos políticos y de representación, Rafael Correa fue elegido presidente de la República en 2007. Después de diez años de mandato, le sucedió el actual presidente Lenín Moreno, quien emprendió un proceso de apertura en varios órdenes que son motivo de reflexión en las siguientes líneas.

Ecuador en búsqueda de su espacio en la democracia

Durante la primera mitad del siglo XX, Ecuador tuvo cerca de 25 presidentes de la República. Luego, y como en buena parte de América Latina, los gobiernos militares estuvieron presentes a lo largo de los años 70. Tras el retorno a la democracia en 1979, fueron varios los gobiernos que lograron concluir sus mandatos, no sin sobresaltos o amenazas de caídas. Además, entre 1997 y 2007, como fruto de revueltas sociales, Ecuador tuvo ocho presidentes de la República mientras que, desde 2007 a 2017, solamente uno.

La muerte del sucre, el nacimiento del dólar y la estabilidad económica

El manejo inadecuado de la moneda nacional llevó a Ecuador a abandonar el sucre a comienzos del siglo XXI. La confianza en esta moneda como reserva de valor se perdió.

En enero del año 2000, la economía ecuatoriana se dolarizó y la incertidumbre económica, aunque no del todo, amainó. La inflación (que llegó a superar el 100 % a fines del siglo pasado) se redujo y los salarios reales mejoraron con el tiempo. En el primer lustro del siglo XXI, la economía ecuatoriana creció considerablemente, se redujo la pobreza y se establecieron varias normas de prudencia fiscal regresando la confianza al sistema financiero.

La crisis de los partidos y la irrupción de Rafael Correa

La inestabilidad política que dominó Ecuador desde 1997 hasta 2006 dio lugar a un nuevo liderazgo por fuera del sistema tradicional. Rafael Correa ganó las elecciones y prometió convocar una Asamblea Constituyente para refundar la nación.

Estableció una línea socialista en el manejo de la economía dejando al sector privado en segundo plano. Tras diez años de Gobierno, la economía pública pasó de representar el 22 % del PIB en 2007, al 44 % en 2017, lo cual se explica por los importantes precios del petróleo de los que gozaron los gobiernos de Correa y el agresivo endeudamiento que incluyó importantes preventas petroleras a China. Se abandonaron las “reglas macrofiscales” y los fondos de contingencia pasaron al gasto regular del Gobierno.

En el plano político, Correa estableció un régimen de control. El nuevo poder de Participación Ciudadana dirigía los procesos de nombramiento de autoridades de control afines al régimen; la justicia era conducida en sus fallos; y la libertad de expresión se vio afectada por sanciones a medios de comunicación y nuevas regulaciones que solo derivaron en la autocensura.

Perspectiva 2019

En el campo económico, el Gobierno Nacional dio una “bocanada de oxígeno” tras firmar un acuerdo con la banca multilateral por 10 279 millones de dólares para los próximos 3 años. Es una “bocanada de oxígeno” en cuanto a recursos y una señal positiva de cara a las reformas que se deban implementar para, entre otros objetivos, regresar a los equilibrios macroeconómicos.

En el campo político, las elecciones locales (y de miembros del Consejo de Participación Ciudadana) del 24 de marzo de 2019 dibujarán un nuevo mapa de poder territorial en Ecuador. No queda claro si el oficialismo obtendrá un importante impulso político, ya que el movimiento Alianza PAIS no se presenta como una fuerza gravitante. Mientras tanto, en el caso de las fuerzas de oposición y el correísmo, comienzan a hacer cálculos de cara a las elecciones presidenciales de 2021.

Conclusión

Ecuador vive un momento de inflexión en su historia política y económica. De hecho, el presidente Moreno se ha calificado como un mandatario “de transición”. Si las reformas económicas que impliquen responsabilidad fiscal, prudencia y retorno a los equilibrios macroeconómicos prevalecen, podríamos avizorar mejoras en la calidad de vida de los ecuatorianos. Por otro lado, mientras las condiciones políticas, las instituciones y los gobernantes miren a los componentes de la democracia liberal como sus derroteros, podríamos estimar mejores días para la calidad del sistema político ecuatoriano. De lo contrario, no sorprendería que los radicalismos y el populismo encuentren una nueva ventana para irrumpir.

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